LECTURAS CRÍTICAS / CRITICAL READINGS
Pablo
G. Luzza Rodríguez
Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas/Universidad Nacional de San Martín (CeDInCI/UNSAM), CONICET, Argentina
pablo.luzza@gmail.com
Cita sugerida: Luzza Rodríguez, P. (2017). [Revisión del libro Ética tortillera. Ensayos en torno al êthos y la lengua de las amantes por V. Cano]. Descentrada, 1(1), e014. Recuperado de http://www.descentrada.fahce.unlp.edu.ar/article/view/DESe014
“(...) me rehuso a saber-me, a saber-n@s, antes del encuentro. Antes del nosotr@s, no hay nada (...)” (Cano, 2015, p. 58)
Si asumimos que una de las características de nuestra contemporaneidad posmoderna es la subsunción de lo que para la modernidad habíamos calificado como escisión de las esferas de lo real, bajo la égida de lo social y lo político, podremos percibir con mayor claridad la emergencia de recursos híbridos para el abordaje de realidades inevitablemente híbridas también. Lo personal no puede ya no ser político –o al menos público—; la tan mentada objetividad no deja de estar asediada por una polifonía ensordecedora de subjetividades dotadas de voz; los universales capaces de organizar nuestras representaciones, de ofrecer un orden común, se ven disputados por minorías, excepciones, colectivos no identitarios y transversalidades que deshacen las unidades. En estos paisajes, todo parece apuntar a la necesidad de reflexiones ontológicas y éticas. Producciones teórico/militantes o producciones teóricas inevitablemente militantes o producciones militantes que parasitan la teoría y desatan su potencia. De algún modo, el problema es decir desde la experiencia, sirviéndonos de la teoría –quizás haciéndole un “hijo por la espalda”— para hacer comunicable e incluso, estratégicamente, institucionalmente válidos esos otros modos de vida.
Hay algo en estos textos que solo puede referirse al plano de lo vital, de “lo personal”, lo corporal, lo que en el esfuerzo por resistir hace de lo imposiblemente íntimo, recurso político. Al fin y al cabo, se trata de reflexiones para que todos podamos ser sujetos de lo social y lo político; necesarias para bocetar modos de estar juntos.
En este contexto, la compilación de ensayos de Virginia Cano, Ética tortillera. Ensayos en torno al êthos y la lengua de las amantes, reluce como un arma pequeña y de bolsillo que no debe dudar en llevar consigo todo aquel que intente posicionarse desde la disidencia en un espacio tradicional y hegemónico. Un conjunto de puntos de apoyo explícitamente precarios, para sostenerse cuando lo político de nuestras condiciones personales nos haga tambalear al dejar detrás las puertas del closet, y enfrentarnos a las puertas de la universidad.
¿Cómo no ser una lesbiana-mujer-feminista en el espacio de la academia? ¿Cómo no decirlo? ¿Cómo no decirme? ¿Cómo no hablar desde – y por – la intelegibilidad y viabilidad de dicho posicionamiento? ¿Cómo no pensar que este es un punto de tráfico fértil que no debemos abandonar en las manos de la pretendida ‘objetividad teórica’ que le hace el juego a las tecnologías del saber y la producción de subjetividades? ¿Cómo no hacer frente a la heteronormatividad, la misoginia y las ansias de ‘asepsia teórica’ en un espacio en el que se negocian algunos de los claro-oscuros por los que transitan nuestros modos de vida, de amar, de desear? (Cano, 2015, p. 32).
El conjunto de ensayos, ponencias y presentaciones en jornadas, sagazmente reunidos por Editorial Madreselva, que conforma Ética tortillera puede leerse como un recorrido por la columna vertebral de un sujeto que habita la academia como espacio que hace a su modo de vida y que se pregunta por su incidencia en aquella monolítica institución. Columna vertebral que, a modo de eje, opone pero también nuclea una larga lista de pares opuestos o tensiones constitutivas en las que Cano hace resonar las voces de Derrida, Foucault, Butler, Wittig, Macky Corbalán, Valeria Flores, Vidarte entre otros: personal/político, adentro/afuera, torre de marfil/realidad, academia/activismo, investigación/amor, aulas/pasillos, palabra/lengua (la que lame), objetividad/subjetividad, teoría/práctica, scientia sexualis/ars erótica, universal dado/invención de un nosotr@s.
Con una introducción en la que el martillo de la filosofía nietzscheana - a la cual Viriginia Cano en su desempeño académico se dedica - es transmutado por Valeria Flores en labrys - hacha mítica asociada a las guerreras amazonas -, el libro se organiza en cuatro secciones ferozmente dedicadas a la interrogación, tanto de la razón heterosexual del espacio académico, como del “tortismo” en tanto êthos, modo de ser y de habitar la existencia, mirada del mundo.
La primera sección, “Encrucijadas teórico-lesbo-gráficas”, es la que más claramente sitúa el problema del encuentro entre el êthos académico y el êthos lesbiano o, dicho de otro modo, la irrupción de las contingencias de los cuerpos y el deseo en la asepsia teórica de la academia. Aquí, lo central es ofrecer elementos, por un lado, en torno al ser, al identificarse como mujer, lesbiana y feminista en la academia, pero también en torno de los motivos para permanecer en ella; motivos que no serían otros que los de incidir en un espacio hegemónico de producción de discursos y sujetos hegemónicos. Quedando abierta la pregunta por la posibilidad de una militancia en la academia, se da pie a la segunda sección, “Torteando la producción del saber (académico)”.
Aquí, dos textos se ofrecen para pensar en torno de la posibilidad de ser mujer y lesbiana en la universidad. En primer lugar, “Fragmentos pornográficos: esbozos de una (est)ética tortillera”, juega con la posibilidad de ser una “doctorta” y profundiza en su concepción de una ética tortillera. La idea de una (est)ética de la existencia es tomada del análisis de las artes de la existencia y las tecnologías del sí mismo elaborado por Michel Foucault y la reconoce, además, inspirada en tres elementos: la idea de ars erótica foucaultiana, que le permite pensar los ejercicios amatorios como ars lesbiana distanciándose de cualquier discurso con voluntad de verdad sobre las sexualidades lesbianas; la propuesta barthesiana de construir un discurso amoroso a partir de fragmentos, que le permitirá recurrir a retazos pornográficos para la construcción de un discurso propio para la lengua lesbiana o “torti-lengua”; y la senda marcada por la ética marica de Paco Vidarte, abocándose a la tarea de inventarnos un nosotr@s desde el que narrarnos y resistir contra la comodidad de los universalismos. Al resistir a cualquier intento de sostener una verdad sobre la vida de “las lesbianas” en el sentido de una scientia sexualis, Cano, sin embargo, no renuncia a la necesidad de narrar o recorrer los modos en que las lesbianas “cogemos, escribimos y narramos nuestra(s) sexualidad(es)”. Su objetivo es “preguntar, escribir e inscribir algunas de las modalidades en que se fragmenta y (des)hace un corpus lesbiano” (Cano, 2015, p. 50).
El segundo texto que compone la sección, “(Des)hechos contractuales: la potencia contra-natural de las lesbianas de Monique Wittig”, argumenta a favor de reconocerse mujer y lesbiana estratégicamente en el campo académico, defendiendo una identidad estratégico-política como posición precaria en la cual asentarse, para finalizar proponiendo la necesidad y el sentido de incidir en el lenguaje. Sigue a Nietzsche cuando sostiene “temo que no vayamos a desembarazarnos de Dios porque continuamos creyendo en la gramática”, y retomando el gesto de Wittig de identificar el contrato social que instituye el sistema sexo-género, con el lenguaje, Cano prefiere ser fugitiva.
Si el lenguaje es ese pacto (no) original que nos antecede, si en él está contenido el pacto injusto de los géneros y los sexos duales, si en él se encuentran las categorías y conceptos que oprimen nuestra existencia, la punta de lanza puede ser la re-invención o re-creación gramático escritural. (Cano, 2015, p. 70).
La tercera sección, “Ficciones de una teoría lesbiana”, gira en torno de lo que podríamos señalar como el problema de la identificación desde dos perspectivas. Un primer texto -“Una exploración en torno a la lengua tortillera” - en el que se reflexiona en torno de las “taxonomías tortilleras” en tanto que prácticas auto-subjetivantes. Llamarse tortillera, reconocerse femme o chongoy toda una larga lista de referencias y etiquetas alumbradas por la pregunta en torno de su normatividad y de su centralidad para darse una ética particular. El segundo texto, “Esas raras teorías nuevas: o la(s) crítica(s) de la razón (hetero)sexual” presenta, justamente, aquellas teorías que se reconocen como desviadas, torcidas, tortas y maricas, la más regularmente denominada teoría queer. En estos “productos” del discurso académico, donde la crítica de la razón heterosexual aparece como praxis y tarea filosófica, Cano encuentra estrategias para poder darnos esa ética necesaria y construirnos un nosotr@s. En este punto, y siguiendo a Foucault, Cano sostiene que si la crítica reviste alguna utilidad, es porque supone una relación resistente con los límites, pudiendo, así, convertirla en una crítica práctica de la forma del franqueamiento posible. De este modo, la autora se alinea con las “raras teorías nuevas” del pensamiento crítico contemporáneo, que reivindican el pensamiento desde la particularidad, manteniéndolas a resguardo de la “enceguecedora luz de una razón universal”.
Por último, la cuarta sección, “Epílogo”, se compone de dos breves textos. “Titubea mi lengua”, en primer lugar, oficia de oda a la lengua tortillera, una lengua lesbiana que es “alquimia de cuerpos, textos, sexos, besos, huecos, gritos, ecos, dedos, puños, teclas, caracteres y silencios” (Cano, 2015, p. 118). Una alquimia que puede fácilmente reconocerse en la “Epístola tortillera” que cierra el volumen. Tal como se lee aquí, Ética tortillera es una ocasión de celebrar los “encuentros personales, teóricos y militantes” que hicieron posibles los ensayos reunidos. Encuentros que hablan, justamente, de la hibridez ineludible de los textos que en nuestros días aparecen como posibles, pero también como necesarios. Cano afirma en este sentido que “el activismo lésbico es (...) el prisma (la práctica epistemológica, el locus del deseo y el ejercicio colectivo) que ha posibilitado estos ejercicios filosóficos y narrativos” (Cano, 2015, p. 120).
Un libro de estas características, académico y militante, erudito y personal, invita no solo a reflexionar - como ya insistimos largamente -, sino también a ejercitar la crítica a modo de resistencia, reconociendo con la autora que “hay que arriesgarse, hay que animarse a resistir en la práctica de nuestro pensamiento, así como en nuestros modos de amar, coger y vincularnos con los otros” (Cano, 2015, p. 113). Arriesgarse sin dejar de preguntarnos ¿Cómo romper sin romperse, como hacer la crítica sabiendo que no hay tierra prometida hacia la cual huir?
Fecha
de recibido: 21 de noviembre de 2016
Fecha
de aceptado: 15 de diciembre de 2016
Fecha
de publicado: 20 de marzo de 2017
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